martes, 13 de marzo de 2007

Marcelo, ´el 12´ y los 100 días

Itinerario
PolíticoRicardo Alemán
12 de marzo de 2007

http://www.eluniversal.com.mx/columnas/64039.html


Marcelo, ´el 12´ y los 100 días
La ciudadanía habría calificado como más eficaz el ´Operativo Tepito´ que los despliegues policiacos ordenados por Calderón
Es indudable que existe una fuerte competencia entre los dos más importantes gobiernos del país: el federal de Felipe Calderón y el de la capital con Marcelo Ebrard. Así, en los primeros 100 días de la gestión de Ebrard -igual que ocurrió con la de Calderón, que dispuso operativos contra las bandas criminales en distintas entidades del país-, las primeras acciones se orientaron a la lucha contra el crimen organizado, en sus caras de contrabando y narcomenudeo, en el populoso barrio de Tepito.
Sin duda operativos espectaculares y mediáticos los dos, pero cuya eficacia resultó desigual, ya que en las acciones federales se apostó más a la presencia policiaco-militar en las regiones controladas por el crimen, en tanto en la capital del país se prefirió la expropiación del territorio y de los centros operativos de las bandas. El resultado: que la ciudadanía habría calificado -según encuestas oficiales- como más eficaz el llamado Operativo Tepito que los despliegues de policías y militares ordenados por Felipe Calderón. El jefe de Gobierno le ganó la primera partida al Presidente.
Pero más allá de que esa competencia de gestión entre Calderón y Ebrard seguirá por los próximos cinco años, lo más interesante de los primeros 100 días de la administración de Marcelo Ebrard es que, en los hechos, parece empeñado en imprimirle un giro radical al concepto de gobierno -en el terreno de la legalidad y la eficacia-, que contrasta fuertemente con la "chata concepción" de su antecesor, que se apoyó en el desprecio a las leyes, en las obras faraónicas y en el olvido de lo cotidiano en la ciudad. En pocas palabras, que Marcelo Ebrard se deslindará de su mentor y promotor en la práctica de gestión -con la que además pretende construir su propio liderazgo- más que en las acciones políticas.
Y las diferencias son sustanciales. La expropiación de El 40, en Tepito, otras expropiaciones en curso, la compras y recuperación de predios -que se tienen previstas para las semanas y meses por venir- llevan el mensaje y la intención de contener el desbordamiento del crimen organizado, que en el sexenio pasado creció de manera exponencial ante la complacencia de la autoridad. Pero la expropiación de El 40 es sólo el primer paso. Una segunda acción, ya concertada en un 80%, será la desaparición del comercio ambulante en la zona "A" del primer cuadro del centro histórico -además de la Alameda-, con lo que se pretende desarticular la red de comercio informal, por cuyos vasos comunicantes corre el crimen organizado.
Nadie sabe si resultará exitosa la estrategia, pero por lo pronto es un cambio radical, en el concepto y en el discurso, ante el carácter de "intocables" que en la gestión de López Obrador alcanzaron los grupos clientelares del PRD que controlan el comercio informal. Y no es que el señor Ebrard no quiera tener de su lado a ese poderoso grupo político de los ambulantes -sobre todo para sus futuras ambiciones presidenciales-, sino que entendió que por su peligrosidad y capacidad de movilización le son más útiles bajo control y en un marco mínimo de legalidad.
Por eso, otro de los frentes que serán sometidos a esa norma legal mínima serán los taxistas piratas, conocidos por todos como Panteras, entre otras organizaciones. Como todos saben, durante su gobierno López Obrador se negó a autorizar más placas, con lo que estimuló el transporte público pirata, verdadero pulpo de la informalidad, refugio de lo más peligroso de la delincuencia, pero también maleable fuerza electoral. La formación priísta que acompaña a Ebrard le hizo entender que "sueltos", los taxis piratas pueden ser un extraordinario aliado político-electoral, pero al mismo tiempo son una bomba de tiempo que en cualquier momento puede estallar y derribar al gobierno.
Otro flanco de ese deslinde de Ebrard respecto al gobierno de AMLO es la cancelación de las obras viales faraónicas -no más segundos pisos-, el regreso a la prioridad del transporte público -una línea más del Metro, 18 rutas de Metrobús, además de los trenes suburbanos- y el reencarpetado de toda la red primaria de vialidades serán las estrategias prioritarias. No más una ciudad para el automóvil, sino para el transporte público. Y falta el caso de Carlos Ahumada, que podría dar un vuelco espectacular, y también ganar simpatías para Ebrard.
El señor Ebrard dice que no está pensando "en el 12", como refiere a la fecha cabalística de la sucesión presidencial. Y por supuesto que nadie le cree, y lo sabe; como tampoco se le cree que no traicionará, en su momento, a su promotor y mecenas, López Obrador. Está claro que busca "el 12" y entiende que para alcanzar "el gran poder" sólo hay una oportunidad, única e irrepetible, pero en su ruta a Los Pinos no seguirá los caminos que siguió el señor Obrador.
Y claro, en su momento dará "el gran golpe". Por lo pronto se deslinda en los hechos, en una concepción distinta de gobierno, que pretende meter a su administración en ese delgado hilo de la legalidad, por lo menos aparente. Pero apenas van 100 días. Al tiempo.
aleman2@prodigy.net.mx

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