Habitantes de la unidad reconocen la existencia de actividades ilícitas
Estanquillo 18, en Tepito, presunto reducto de narcomenudeo y piratería
La ventaja, que sólo tiene una entrada y dificulta el paso de delincuentes por ella
Estanquillo 18, en Tepito, presunto reducto de narcomenudeo y piratería
La ventaja, que sólo tiene una entrada y dificulta el paso de delincuentes por ella
AGUSTIN SALGADO
Como la mayoría de las unidades habitacionales del barrio de Tepito, el predio marcado con el número 18 del callejón de Estanquillo, también cuenta con reportes de puntos de venta de drogas.
Son poco más de 60 viviendas distribuidas en una decena de edificios. Igual que Tenoch 40, el 18 de Estanquillo fue reconstruido después de los sismos de septiembre de 1985.
En el interior del predio sus habitantes reconocen la existencia de actividades ilícitas, pero niegan que todos se dediquen al narcomenudeo o labores de piratería.
"Pues sí llega a haber, pero aquí no es tanto. Lo duro estaba en El 40, en El 13 de Estanquillo, en Ciudad Gótica. Pero lo que no deben de hacer es agarrar parejo y quitarnos las casas a todos.", argumenta poco antes un joven de nombre Antonio en el portón de su departamento.
Temerosos de los operativos policiacos, los vecinos del 18 de Estanquillo afirman que cuentan con una ventaja sobre quienes viven en otras vecindades como Ciudad Gótica, El 40, Casa Blanca, La Fortaleza o El 15 de Peralvillo; la circunstancia de que exista un solo acceso en su predio dificulta a los "delincuentes" ingresar a su unidad.
Los pasillos de El 18 de Estanquillo son angostos y todas sus viviendas cuentan con herrería de protección en ventanas y puertas.
A diferencia de otras unidades habitacionales del barrio, como la Casa Blanca, ubicada en avenida del Trabajo y El 15 de Peralvillo, en El 18, durante los últimos años, no se ha recibido apoyo por parte del programa de apoyo para unidades habitacionales de la Procuraduría Social (Prosoc), la razón: la falta de una mesa directiva y "la poca unión" entre los condóminos.
"No tenemos problemas con los vecinos. En otros predios hay más conflictos, pero aquí nos llevamos bien. La última vez que tuvimos mesa directiva fue cuando su presidente era el señor Juan Quintanar Lugo y eso ya tiene como ocho años", relata la señora Muñoz, quien se dedica a la venta de comida entre los comerciantes de la zona.
La carencia de recursos económicos para invertirlos en áreas comunes es evidente. Los andadores están descuidados y la puerta principal está oxidada.
En cambio, en predios como la Casa Blanca y El 15 el dinero que les ha otorgado la Prosoc se ha invertido en obras de beneficio para todos. En el primer caso lo invirtieron en una bomba para su cisterna, y en el segundo para pintar las fachadas de sus viviendas e instalar nuevo alumbrado.
Sobre hechos delictivos, los Muñoz se refieren a un operativo de "hace varios años", donde se decomisaron, aseguran, cientos de discos apócrifos.
"Han entrado, hacen operativos, pero la única ocasión que recordamos que encontraron algo fuerte fue cuando aquí arriba desmantelaron un laboratorio de discos compactos. Fue exactamente en el departamento de arriba, se llevaron a los responsables y ya no pasó nada", relata un miembro de la familia.
En el otro lado del predio, una señora, que prefiere omitir su nombre, dice: "es que la cosa está canija. Uno no debe andar de chiva, pero aquí no es tanta la delincuencia. Difícil en Ciudad Gótica o en El 13 de Estanquillo, ahí está la verdadera venta de droga. Aquí en Estanquillo 18 se llega a dar, pero es rara la ocasión".
Son poco más de 60 viviendas distribuidas en una decena de edificios. Igual que Tenoch 40, el 18 de Estanquillo fue reconstruido después de los sismos de septiembre de 1985.
En el interior del predio sus habitantes reconocen la existencia de actividades ilícitas, pero niegan que todos se dediquen al narcomenudeo o labores de piratería.
"Pues sí llega a haber, pero aquí no es tanto. Lo duro estaba en El 40, en El 13 de Estanquillo, en Ciudad Gótica. Pero lo que no deben de hacer es agarrar parejo y quitarnos las casas a todos.", argumenta poco antes un joven de nombre Antonio en el portón de su departamento.
Temerosos de los operativos policiacos, los vecinos del 18 de Estanquillo afirman que cuentan con una ventaja sobre quienes viven en otras vecindades como Ciudad Gótica, El 40, Casa Blanca, La Fortaleza o El 15 de Peralvillo; la circunstancia de que exista un solo acceso en su predio dificulta a los "delincuentes" ingresar a su unidad.
Los pasillos de El 18 de Estanquillo son angostos y todas sus viviendas cuentan con herrería de protección en ventanas y puertas.
A diferencia de otras unidades habitacionales del barrio, como la Casa Blanca, ubicada en avenida del Trabajo y El 15 de Peralvillo, en El 18, durante los últimos años, no se ha recibido apoyo por parte del programa de apoyo para unidades habitacionales de la Procuraduría Social (Prosoc), la razón: la falta de una mesa directiva y "la poca unión" entre los condóminos.
"No tenemos problemas con los vecinos. En otros predios hay más conflictos, pero aquí nos llevamos bien. La última vez que tuvimos mesa directiva fue cuando su presidente era el señor Juan Quintanar Lugo y eso ya tiene como ocho años", relata la señora Muñoz, quien se dedica a la venta de comida entre los comerciantes de la zona.
La carencia de recursos económicos para invertirlos en áreas comunes es evidente. Los andadores están descuidados y la puerta principal está oxidada.
En cambio, en predios como la Casa Blanca y El 15 el dinero que les ha otorgado la Prosoc se ha invertido en obras de beneficio para todos. En el primer caso lo invirtieron en una bomba para su cisterna, y en el segundo para pintar las fachadas de sus viviendas e instalar nuevo alumbrado.
Sobre hechos delictivos, los Muñoz se refieren a un operativo de "hace varios años", donde se decomisaron, aseguran, cientos de discos apócrifos.
"Han entrado, hacen operativos, pero la única ocasión que recordamos que encontraron algo fuerte fue cuando aquí arriba desmantelaron un laboratorio de discos compactos. Fue exactamente en el departamento de arriba, se llevaron a los responsables y ya no pasó nada", relata un miembro de la familia.
En el otro lado del predio, una señora, que prefiere omitir su nombre, dice: "es que la cosa está canija. Uno no debe andar de chiva, pero aquí no es tanta la delincuencia. Difícil en Ciudad Gótica o en El 13 de Estanquillo, ahí está la verdadera venta de droga. Aquí en Estanquillo 18 se llega a dar, pero es rara la ocasión".
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